Ubicación: Acceso
a Platea Norte
del estadio Pedro Bidegain
SITIO
OFICIAL -
14 Años junto al
Ciclón
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NOTICIERO
SANTO
¡Gracias eternas, Pipi!
Romagnoli se despidió con una verdadera fiesta en el Bidegain: emoción, fútbol, amigos, glorias, campeones de América, música, familia y el abrazo de un pueblo que lo amará por siempre...
El 15 de
diciembre de 2028 ya era una fecha grabada a fuego en los corazones cuervos. San Torrico
y la leyenda escrita en su mano de Dios, las lágrimas de Pipi esperando el
pitazo final y aquel título del torneo Inicial 2013. Dicen que ahí comenzó la
etapa dorada de San Lorenzo, la que siguió con la tan ansiada conquista de
América y la obtención de la Supercopa, baile a Boca mediante.
Son tres de las seis estrellas azulgranas que lleva colgadas en el pecho Leandro
Atilio Romagnoli, el máximo ganador de la historia del Ciclón y único en
completar la triada internacional (Mercosur-Sudamericana-Libertadores). En
Boedo, además, nadie vistió la casaca 10 más veces que él y fue el primer Cuervo
en tener en sus manos la Copa más amada.
Pero, se sabe, 20 años de carrera no se construyen sólo de vueltas olímpicas,
también están esos momentos difíciles, como cuando acechaba el descenso y él se
puso el equipo y la historia al hombro para volver a empezar. Por cosas como ésa
se convirtió en ídolo, por haber surgido del semillero, por ser un hijo pródigo,
por jugar como hincha...
Por eso tuvo en
el Pedro Bidegain su merecida despedida, una fiesta que reunió a glorias y
campeones de distintas épocas y emocionó hasta al llanto al pueblo sanlorencista.
Por eso, desde ahora, el 15 de diciembre también será recordado como el día en
que se despidió un hombre con piel de Cuervo.
"Estoy muy agradecido con la gente, siempre me ha tratado de maravilla
y me bancaron en las buenas y en las malas", fueron las primeras palabras de
Pipi al salir al campo de juego, acompañado por sus hijas, Martina y Mía, y con
el aplauso de todos sus invitados que ya habían sido ovacionados por los
hinchas.
Y después de tamaña emoción, llegó el momento de
bajar el nudo de la garganta con la pelota en los pies, la oportunidad para ver
en la cancha a glorias como Gorosito, Acosta, Michelini, Romeo y Lavezzi, a
campeones de América como Torrico, Cetto, Kannemann, Mercier, Ortigoza, Piatti,
Villalba, Matos y Blandi (con el Patón Bauza en el banco), y a muchos otros
jugadores que fueron importantes en la historia de San Lorenzo y en la carrera
de Romagnoli.
Un picado distendido, con
muchos goles y sutilezas, risas y pases cortos, el ingreso
de Atilio, el padre del 10, hasta que llegó el cierre con la
música de Vicentico, los besos y las lágrimas de su familia
en el centro del campo que lo vio brillar y el
reconocimiento de un pueblo que le dijo Ad10s a un Cuervo.