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En el campeonato de 1927 Boca Juniors era holgado puntero pero a San Lorenzo le faltaban disputar disputar 7 partidos y se corrió el rumor que las hinchadas xeneises por interés y los de Huracán por joder nomás, iban a ir juntas a las canchas donde el Azulgrana jugara esos 7 partidos para hostigar y agredir a sus jugadores...
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Parados: Giuliano, Lujambio, Omar, Lema, E.Monti, L.Monti y Fossa;
Agachados: Carricaberry, Sarrasqueta, Maglio, García y Arrieta
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En 1927 se juega el Campeonato Sudamericano en Lima en Perú, pero paralelamente se seguía disputando el torneo local aquí. Como San Lorenzo tenía varios jugadores convocados a la selección Nacional, pidio la postergación de sus partidos hasta que terminara el Sudamericano.
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Enterados de esto nuestra hinchada crea “La Barra de la Goma” que se encargó de limpiar a cachiporrazos a estos hinchas de Boca y Huracan y en nuestra cancha hacían que se tiraran del miedo a la quinta de las higueras que estaba atrás de la popular visitante, misión cumplida, jugados los 7 partidos que la faltaban San Lorenzo supero a Boca por tan solo un punto y se consagro Campeón. “La Barra de la Goma” duro solo por estos 7 partidos y se disolvió…
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San Lorenzo había presentado un equipo con hábiles delanteros con gran capacidad goleadora, y una defensa impenetrable y segura en todos sus aspectos. De esa forma disputaba todos sus partidos, ya sea de local como de visitante, aún soportando en algún determinado partido, cuestionados arbitrajes…
Los simpatizantes rivales cuando ep Azulgrana enfrentaba a sus equipos preferidos, palpitando el resultado final, ni siquiera admitían un empate y menos todavía un triunfo de sus colores, temiendo una goleada “azulgrana”. Sentían una especie de pánico.
Así fueron transcurriendo las fechas de ese campeonato, y el equipo de Boedo parecía invencible, con el apoyo total de su numerosa hinchada seguía su ruta triunfal y consagratoria. Seguidamente estaba situado el equipo de Boca Juniors que también pretendía lograr el torneo. River Plate, Independiente y Racing aparecían muy distanciados de las primeras colocaciones, y mucho más lejos se hallaba Huracán, pero los hinchas de este club y los de barrio de La Boca de aquel tiempo, pensaron en utilizar un método que creían infalible, para hacer perder los partidos a los poderosos “Gauchos de Boedo”. Se trataba de una acción repudiable y negativa, una auténtica locura.
Se colocaban detrás del arco que defendía Orio portando las llamadas “hondas” o “gomeras”, con las cuales arrojaban al arquero toda clase de pequeños proyectiles (tornillos, remaches, piedritas de arena, etc.). Lo hacían preferentemente durante los tiros de esquina, apuntando también a los demás defensores sanlorencistas.
Los hinchas del club de Boedo reaccionaron inmediatamente, y al advertir tales hechos organizaron la denominada “Barra de la goma”. Sus integrantes utilizaban las cámaras de goma de las ruedas de bicicletas, ataban con alambre uno de sus extremos, y las rellenaban con arena. Después cada uno colocaba ese elemento alrededor de su cintura, disimulado debajo del saco, también utilizaban cachiporras de goma (de ahí se sacó el nombre identificatorio). De común acuerdo, todos se mezclaban entre las hinchadas contrarias que atacaban, y cuando éstas comenzaban su “trabajo”, aparecían sin aviso previo y con la sola intención de defender a sus jugadores, reprimían con violentos golpes a la maldad y cobardía de esos enfurecidos y trastornados personajes.
Dejó de actuar el mismo año que fue creada (1927). El equipo del club de Avenida la Plata ye era campeón, sumando como los demás dos puntos por cada partido ganado. De ese modo logró 26 triunfos, 5 empatados y sólo dos derrotas en los 33 encuentros disputados, siendo el plantel más goleador del torneo con 84 tantos, y pocos goles en contra: 26. Una campaña realmente espectacular, reconocida por todo el periodismo deportivo de aquella época.
El que firma este relato histórico, en aquel recordado 1926, tenía solamente ocho años de edad y concurría a presencia lo partidos acompañado de su padrino don Daniel García, que siempre tomaba debida nota de lo que ocurría en cada fecha…
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