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HOMENAJE A LOS CARASUCIAS |
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Hace poco mas de cuatro décadas el Fútbol Argentino institucionalizo el apodo de carasucias a una Selección Nacional que arraso en resultados y en nivel de fútbol. En San Lorenzo cuatro jugadores hacían delirar multitudes. Multitudes idolatraban a cuatro jóvenes que aún no eran hombres. Cuatro hombres, cuatro vidas, cuatro historias... |
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Corrían los
primeros años de
la década del '60
y la gente se
reunía en el
Viejo Gasómetro
para ver jugar a
la tercera del
club. Esos
cuatro
mosqueteros que
formaban la
delantera de la
reserva de San
Lorenzo de
Almagro, hacían
imposible no
soñar con los
campeonatos que
vendrían cuando
les toque el
turno de llegar
a la primera del
"Ciclón". |
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Fue así
como llegó el
año 1964 y
con la
confirmación en
la Primera, de parte
del entrenador José
Barreiro, un cuarteto
ofensivo que
surge de memoria
al interrogar a
cualquier
fanático del
Azulgrana:
Roberto Telch, Fernando Arean,
Victorio Casa, Horacio Doval y
Hector Veira... O
simplemente Los
Carasucias,
apodo que se
ganaron por su
juventud,
atrevimiento,
audacia ofensiva
y fresca
creatividad. No
ganaron título
alguno, pero
¿quién dijo que
la historia la
escriben sólo
los que ganan?
Héctor Rodolfo Veira
con todas las
condiciones
técnicas para
provocar
sorpresa y
admiración. El
Bambino era un
goleador hábil,
encarador y
desfachatado.
Esa personalidad
la conservaba
aún fuera de la
cancha. Llegó a
la selección
Argentina en el
año 1967. Como
entrenador le
dio un titulo al
Azulgrana en
1995.
Victorio
Francisco Casa
era ala
izquierdo fue
el
primero del
grupo en llegar
a la selección
nacional. Ganó
la Copa de las
Naciones en el '64
con Argentina.
Su carrera se
vio truncada por
un confuso
episodio que le
dio origen a su
apodo. Una
noche de verano
del '65
Victorio,
convertido ya en
una figura del
fútbol local,
decidió llevar,
en su Torino, a
una señorita a
su casa luego de
una agitada
noche de baile.
Victorio
estacionó el
auto para
dedicarle
exclusiva
atención a su
acompañante, sin
percatarse que
estaba frente a
la Escuela de
Mecánica de la
Armada. La
música alta
sonando en la
radio daba el
marco ideal. Los
amantes no
escucharon al
gendarme de
turno ni su voz
de alto. Sólo
una ráfaga de
ametralladora
rompió el clima.
Las heridas
obligaron a la
amputación del
brazo derecho de
Casa quién ya
nunca volvió a
ser el mismo.
Hizo varios
intentos pero
dejó el fútbol
con más penas
que gloria. |
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Roberto Telch nació el 6 de noviembre de 1943 en San Vicente, provincia de Córdoba. Cuando solo tenía dos años de edad, su padre lo trajo (junto a sus tres hermanos) a vivir a Billinghurst, partido de San Martín. Desde muy chico comenzó a trabajar en una quinta, sembrando y cosechando la tierra. El dueño de esos campos, Pedro Belli, era delegado del club Defensores de Billinghurst y lo tomó bajo su protección. En 1961, Pedro Paulette, un representante de San Lorenzo que vivía en Villa Bosch le pidió a Belli que le recomendara jugadores. Telch fue uno de los elegidos. Lo llevaron a hacer una prueba y lo ficharon para la quinta división, en el puesto de half izquierdo, de número “6”. Jugó todos los partidos del campeonato de su categoría y antes que termine el año comenzó a actuar en tercera.
En 1962 fue promovido para entrenar con la primera. Su primera presentación fue el 2 de mayo, en un amistoso contra el Inter de Porto Alegre, en el Gasómetro, que terminó 0 a 0. El técnico era el Toto Lorenzo y lo hizo ingresar en el segundo tiempo. Continuó jugando en el equipo preliminar y gracias a sus destacadas actuaciones su nombre comenzó a ser reconocido. La revista “El Ciclón” lo presentó en sociedad con una nota titulada: “Roberto Telch, un half que es firme promesa”. En aquel primer reportaje, el juvenil valor hizo una llamativa declaración, teniendo en cuenta la ocupación en la cancha donde brillaría el resto de su carrera: “Siempre jugué como half izquierdo y no me gustaría cambiar porque estoy muy cómodo en ese puesto”. |
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Fernando José Nano Areán
era un "9"
mentiroso, hoy
sería un
media-punta, se
tiraba atrás
para distribuir
el juego. No
contaba con la
habilidad de un
armador pero su
inteligencia le
permitía cumplir
a la perfección
esa función. No
tuvo una larga
carrera como
futbolista, en
San Lorenzo sólo
45 partidos.
Pero sí logro
ser un técnico
respetado.
.
Narciso Horacio Loco Doval
era un puntero
derecho veloz.
Su carrera
estuvo llena de
hechos confusos,
uno de ellos se
dio en 1967
cuando viajaba
hacia el
interior del
país con el
plantel de San
Lorenzo. Una
azafata de
Aerolíneas
Argentinas lo
acusó a bordo de
haberla
manoseado y el
club lo
suspendió por un
año. Luego se
supo que el Loco se
hizo cargo de la
denuncia para
defender al
verdadero
culpable, un
compañero del
plantel que era
casado.
Luego de
la suspensión el
club lo
transfirió al Flamengo y en
Río de Janeiro
se hizo ídolo.
Su carrera lo
llevó también al
Fluminense.
Cobró una
herencia de un
tío español y
decidió invertir
su dinero en Río
y radicarse
allí. La muerte
lo sorprendió,
disfrazada de
paro cardíaco, a
los 46 años a la
salida de la
discoteca New
York City, en Buenos
Aires, un
12 de octubre de
1991.
Cada ataque de
los carasucias era
una puñalada,
se movían Carotti,
Zarate o Telch,
el Nano Arean,
Veira y Casa.
Del medio hacia
atrás jugaban
Irusta; Gramari,
Cancino,
Albrecht y Páez
o Silvio Ruiz y
el Gallego
Santamaría de
volante central.
La continuidad
de esta gesta
deportiva, con
estos jóvenes y
algunos
refuerzos, se
vio coronado con
el campeonato
de Los
Matadores,
primer campeón
invicto del
fútbol
argentino... |
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